En la historia de la humanidad, la presencia de la mujer, generalmente, ha pasado inadvertida, tanto que en el registro de hechos sobresalientes, los nombres femeninos son
muy escasos. La idea que ha predominado, en la mayoría de las culturas y en las diferentes épocas, es que los acontecimientos importantes los han producido los hombres, y de hecho,
también la historia la han escrito los hombres. Sólo desde hace poco tiempo, las mujeres han sido reconocidas como heroínas, pensadoras, descubridoras y luchadoras, que participado tanto como el hombre construcción del mundo.
Este ámbito presenta un breve recorrido por distintas épocas de la historia colombiana y permite descubrir y comprender el rol de la mujer en la vida social política, económica y cultural del país.
Las mujeres en la sociedad precolombina
En las sociedades precolombinas, las mujeres ocuparon un lugar central en la explicación del mundo, en la estructuración de la familia y de la comunidad, en la vida religiosa, en las labores de cultivo, y en todos los aspectos relativos a la organización de la sociedad. En estas comunidades, la mujer fue el centro del nacimiento de la cultura, lo femenino estuvo asociado al secreto de la fertilidad, al culto mágico, a la organización de la
familia y a las artes. Las representaciones que hicieron diferentes culturas acerca de la madre tierra y de la luna, simbolizaron la presencia y la importancia de la mujer.
En las comunidades precolombinas, las mujeres se preparaban desde la infancia para las labores de siembra y recolección, la preparación de alimentos, la textilería. La cerámica y para las ceremonias sagradas.
Un ejemplo de la importancia de la mujer en las comunidades precolombinas, se aprecia en la cosmogonía muisca, donde la creación del Universo y el poblamiento de
La mujer muisca gozó de gran prestigio al atribuírsele el don de la fertilidad, por lo que fue la encargada de realizar la siembra de las semillas; preparar la chicha y ejecutar los cantos rituales. La legislación muisca protegía a la mujer de cualquier ataque a su integridad física y además recibía un ^ trato especial durante el embarazo, en los primeros años de maternidad y en caso de viudez.
La mayoría de las culturas indígenas que tuvieron jefatura femenina y condiciones igualitarias entre hombres y mujeres entraron en un proceso de transformación en el que el liderazgo masculino, en función de la defensa del territorio condujo, a la pérdida de la autoridad femenina.
las mujeres en
la sociedad hispánica
España heredó la visión cristiana patriarcal y monoteísta europea, que le
otorgó a la mujer el papel de virgen, de madre o de pecadora. Esa mentalidad llegó a América en el siglo XV y
transformó la concepción y el papel de
la mujer en la nueva sociedad colonial.
El primer contacto entre los con-
quistadores y las mujeres indígenas,
se efectuó en las Antillas, durante el
primer viaje de Cristóbal Colón. Los
hombres se maravillaron frente a la
hermosura de las y los nativos, pero
se escandalizaron por su desnudez.
Los españoles tomaron a las mujeres
como parte del botín; así arrebataron
por la fuerza a los indígenas, sus hijas
y esposas.
Para el siglo XVI, las mujeres de
la sociedad colonial, se agruparon
en diferentes clases sociales: las espa-
ñolas y criollas, es decir las blancas,
tenían prestigio y un relativo poder;
luego seguían las mestizas, que eran
discriminadas por tener sangre indíge-
na; luego estaban las indígenas que
carecían de derechos y de dinero, y
por último, se encontraban las negras,
en su condición de esclavas y sirvien-
tas. Durante la época de la Colonia,
las mujeres, en general, estuvieron so-
metidas a la autoridad masculina y go-
zaron de pocos derechos y libertades.
Las mujeres en
A finales del siglo XVI11 y comienzos
del siglo XIX, en el continente ameri-
cano las colonias se rebelaron contra
los países europeos que las mantenían
dominadas y se produjeron las gue-
rras de independencia. En este proce-
so, generalmente se menciona a los
proceres y libertadores; pero también
es importante mencionar la participa-
ción de las mujeres de manera indirec-
ta o directa, según su grado de
acuerdo o desacuerdo con el gobierno
español y según la cercanía que a tra-
vés de sus familiares tenían con la cau-
sa de la independencia. Debido a la
estructura patriarcal, que negaba a las
mujeres cualquier participación en los
espacios públicos y más aún en los es-
pacios políticos, reservados para los
hombres, ellas no conformaron, ni
fueron parte de ningún movimiento
político; sin embargo, se involucraron
en el proceso de independencia por las
circunstancias que las rodeaban y, de
alguna manera, construyeron una
conciencia social y política.