miércoles, 6 de mayo de 2009

CONVIVENCIA Y RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

La convivencia es el conjunto de prácticas que realizamos todos los días con las personas que nos rodean, sean familiares, amigos, conocidos o desconocidos. Esas relaciones las llevamos a cabo en distintos escenarios como el hogar, los centros educativos, la iglesia o el parque.

En nuestras acciones diarias pueden influir las condiciones del medio donde vivimos, lo que no quiere decir que si estamos en un medio violento, debemos reaccionar de la misma forma, sino que por el contrario, tenemos la opción de actuar bajo concepciones democráticas que contribuyan a una mejor convivencia.

En el caso de los colombianos, las prácticas de convivencia y la manera de resolver las situaciones difíciles, guardan mucha relación con el conflicto interno que vive la nación y con la manera como el Estado, de acuerdo con la Constitución de 1991, viene presentando nuevas alternativas para estimular una mayor participación ciudadana en todos los ámbitos de la convivencia y la observancia de las normas por parte de todos los miembros de la sociedad.

“La convivencia implica reconocernos como seres únicos y diferentes, capaces de solucionar conflictos.”

Las posturas dogmáticas, la intransigencia, la intolerancia, y el hecho de creerse "portadores de la verdad", han estado presentes en las prácticas de los distintos actores políticos y del resto de la sociedad, a través de la historia de nuestro país. Por ejemplo, las disputas políticas, entre los nacientes partidos políticos, a mediados del siglo XIX, se dirimieron a través de métodos violentos.

Desde la promulgación de la Carta Política de 1991 se ha buscado dar un manejo diferente que supone la coexistencia de muchos pensamientos y la concordancia entre lo que dicen las normas y lo que se hace en la realidad.

Los elementos de la convivencia

La convivencia está compuesta por cuatro elementos: el conflicto, porque se debe aprender a convivir con él, pues siempre va a estar presente; la incertidumbre, porque todo está cambiando, en especial las personas con las que nos relacionamos cada día; el otro diferente, porque cada persona es un mundo del que conocemos apenas una parte; y la memoria colectiva, porque la mayoría de las cosas que se hacen en la vida cotidiana son el producto del conocimiento que ha desarrollado la sociedad desde tiempos pasados.

El conflicto

La palabra conflicto significa "chocar entre sí", y expresa circunstancias negativas y desagradables, que por lo general están vinculadas con la violencia; que a su vez significa infringir los derechos e integridad de alguien.

Los seres humanos tenemos la necesidad de relacionar nos entre sí para garantizar nuestra existencia, desde este punto de vista es posible reconocer a los demás como facilitadores de la vida en comunidad. Sin embargo, las personas como seres diferentes y antagónicos están expuestas al conflicto por la diferencia de sus prioridades e intereses.

Reconocer la complejidad de los seres humanos y evitar verlos como una amenaza, facilita el manejo de las situaciones de conflicto, permite la comprensión de la interacción humana y contribuye a generar los cambios que la sociedad requiere.

La incertidumbre

El mundo donde vivimos, ofrece la apariencia de orden y certidumbre permanente, de tal forma que parece que nada cambiará. Sin embargo, la vida social está en permanente dinámica y sujeta a cambios. En esta dinámica cualquier elemento que signifique transformación, causa inseguridad o incertidumbre. Desde tal óptica, las instituciones como la escuela y los medios de comunicación, tienen la responsabilidad de construir formas de convivencia flexibles, que analicen las bondades de lo nuevo y estén dispuestas a abrirles su propio espacio.

Un ejemplo del temor a lo nuevo lo constituyen las prácticas de la juventud de todos los tiempos, en cuanto a su vocabulario, manera de vestir y gustos musicales, que al parecer han estado en contravía y han sido rechazados por su anterior generación, por el temor a la ruptura de preceptos, consideraciones y valores, en apariencia muy sólidas y dignas de preservar.

Alrededor de 1960, surgió en el mundo occidental, un nuevo género musical, conocido como rock. A sus seguidores se les asoció con el consumo de droga y las prácticas de convivencia poco convencionales. Muchas personas adultas de aquellos años rechazaron y se opusieron a esta forma de expresión de la cultura, sin embargo, el rock se mantuvo y se abrió espacio en diferentes sociedades, al punto que en la actualidad es un elemento que ha servido para construir convivencia. En algunas ciudades de Colombia y del mundo, se realizan conciertos y festivales de rock y de otros géneros musicales más recientes, lo cual demuestra que la sociedad se transforma y, por consiguiente, la incertidumbre es inherente a la condición humana.

El otro diferente

Cada persona es diferente, piensa y actúa distinto y forma parte de un grupo cultural con tradiciones y costumbres particulares. Sin embargo, esta pluralidad puede convertirse en una amenaza permanente para la convivencia, cuando se piensa que lo ideal es uniformar a las personas en su pensamiento y actitudes. Reconocer a los demás seres humanos como diferentes, es comprender su integridad y aceptar la diversidad de la sociedad de la cual se forma parte.

La Constitución de 1991 reconoce que la sociedad colombiana está conformada por una gran diversidad étnica y cultural, que se manifiesta en la presencia del grupo raizal de San Andrés y Providencia, los afrocolombianos que habitan en la región del Pacífico y del Caribe, el pueblo room o gitano, disperso por todo el territorio nacional, la población indígena que conforma cerca de 80 comunidades y en los grupos socioculturales que habitan las diferentes regiones como el paisa, el opita, o el pastuso.

La diversidad del pueblo Colombia no, antes de ser un obstáculo para la convivencia armónica, se debe comprender como el patrimonio que permite construir una sociedad pluralista y democrática.

La memoria colectiva

La memoria colectiva es la información que tiene cada persona, acerca de la cultura y de la manera como funciona la sociedad a la que pertenece.

Esta información orienta la cultura del grupo social, define las pautas de con vivencia y determina las formas de preservación o de adaptación frente a nuevas situaciones. Por eso, cuando en la memoria colectiva de una sociedad está definida una determinada práctica de convivencia, lo más probable es que esta se perpetúe al transmitirse de generación en generación.

Los escenarios de la convivencia

Los escenarios de la convivencia son todos aquellos espacios de encuentro que tenemos con nuestros semejantes en la vida cotidiana. En estos escenarios se aprenden y se construyen las prácticas de convivencia.

La familia

El primer escenario de la convivencia es la familia, en ella se dan los principales procesos de socialización, porque se aprende a ser papá, mamá, hija, hijo, hermano o hermana y a ser miembro de un grupo humano llama do familia. La convivencia en familia permite aprender y reproducir las prácticas que respetan las "reglas", es decir, las prácticas democráticas, o por el contrario, las prácticas violentas. La familia, entonces tiene una gran responsabilidad en cuanto al conocimiento y a la formación de una convivencia fundada en las prácticas democráticas.

En las sociedades modernas, la familia comparte su responsabilidad en la formación de los miembros de una sociedad, con otras instituciones como los centros educativos, los medios de comunicación y la comunidad. De igual manera, las relaciones interpersonales que se establecen en otros espacios o eventos como otros espacios o eventos, como el parque, el centro comercial o el concierto, también aportan elementos al aprendizaje social, que deben ser facilitadores para alcanzar una sana convivencia.

La Escuela

La escuela, entendida como el conjunto de instituciones que realizan una labor educativa, tiene una gran importancia en la formación de las personas; por eso, en la actualidad, es considerada por el Estado y por la sociedad como la principal responsable del futuro del país y como la máxima orientadora y formadora de sus ciudadanos. En la escuela es posible construir saberes, nuevas miradas del mundo y formar ciudadanos responsables, tolerantes y participativos.

La Corte Constitucional en la sentencia C371 de 1994, se refirió al proceso educativo en los siguientes términos: "Educar es conducir y conducir no es arrastrar. Por la fuerza se arrastra pero no se conduce. Suprimir por el uso de la fuerza, la capacidad evaluativa del ser humano, es ignorar las condiciones que lo hacen digno. Quien conduce, enseña el camino que juzga mejor, pero el que arrastra elimina brutalmente toda posibilidad de optar. Cosifica al sujeto, al despojarlo de la libertad que lo signa".

Las organizaciones políticas

Las organizaciones políticas, entendidas como aquellas que se conforman para participar en la vida democrática del país, también son parte de este escenario donde se construye la convivencia y se ejercitan los derechos ciudadanos. A través de ellas las personas y los grupos.

Los medios masivos de comunicación

Los medios masivos de comunicación son otro escenario fundamental para la convivencia, en sociedades con proyectos democráticos en formación, como es el caso de la sociedad colombiana. Su papel es preponderante en la medida que facilitan la expresión plural de los diversos sectores sociales y contribuyen al conocimiento masivo de propuestas, opiniones o puntos de vista, acerca de los problemas que afectan a las sociedades.

Los medios de comunicación facilitan la relación directa entre los ciudadanos y las instituciones, puesto que sirven de canal entre los ciudadanos que expresan sus necesidades e intereses y el funcionario que las debe resolver. En la actualidad son frecuentes las encuestas por Internet, los reclamos por la mala prestación de los servicios públicos a través de medios como el teléfono, la radio o la televisión, al igual que las discusiones acerca del presupuesto de un municipio a través de una teleconferencia en la que participan funcionarios y ciudadanos.

El escenario cultural

Hasta mediados del siglo pasado el país estaba conformado por culturas muy definidas, tanto en las áreas rurales como en las urbanas, debido que la mayor parte de la población era campesina y cada municipio conservaba una arraigada tradición cultural. Entre tanto, en las pequeñas y florecientes ciudades, germinaba la pluralidad cultural como consecuencia de la paulatina inmigración. Las escasas vías y medios de comunicación contribuían al aislamiento de los pueblos y al limitado intercambio cultural.

En la actualidad, más del 70% de la población colombiana habita en las ciudades, que cada vez albergan una mayor heterogeneidad cultural con marcadas diferencias entre los grupos generacionales. En cada ciudad se construye una trama social muy densa y difícil de comprender, porque en ellas se encuentran y se mezclan las diversidades étnicas y culturales, y existen numerosos espacios de expresión como el cine, el teatro, las bibliotecas, los museos, las librerías, los sitios de diversión y esparcimiento, y los centros educativos.

Hoy en día, el sector rural mantiene culturas homogéneas y tradicionales que no son ajenas al proceso modernizador que vive el país y que circula con fuerza por los medios de comunicación masiva.

El ejercicio de la convivencia tanto urbana como rural, permite compartir en un mismo espacio toda esa diversidad de costumbres, gustos e intereses, asimilar al otro sin perder la identidad propia, e incorporar a nuestra cultura lo que más nos atraiga de los otros.

Los principios de la convivencia

El ser humano posee una tendencia natural a vivir con otros, sin embargo, la orientación de la convivencia social no es espontánea, sino que se construye a través de las pautas o principios que se acuerdan. El interés de la actual sociedad colombiana es fortalecer la convivencia mediante prácticas que acepten la diferencia, que resuelvan el conflicto, que protejan la vida, los Derechos Humanos y la felicidad, y que estén abiertas a afrontar nuevos cambios. Diversas organizaciones, entre ellas la Fundación Social, plantean los siguientes principios que orientan la convivencia:

Aprender a no agredir al congénere

El respeto hacia los otros es el fundamento de la convivencia y permite valorar la vida del otro como a la propia vida. Respetar y respetarse implica dejar de lado toda actitud agresiva sin que por ello se pierda la competitividad, también implica ser fuerte sin perder la ternura y la comprensión del otro, quien, por ser diferente, puede ser un complemento o quizá un opositor, pero nunca un enemigo.

Aprender a comunicarse

Toda comunicación busca transmitir un mensaje que se espera sea reconocido por todos. Cada quien se afirma cuando el otro lo reconoce a través de los mensajes que le comunica. Una sociedad que aprende a comunicarse encuentra siempre formas de solucionar sus conflictos de forma pacífica.

Aprender a interactuar

Relacionarse con los otros implica aprender a percibirse y a percibir a los demás como personas que evolucionan y cambian en su interacción, pero que siempre guían su comportamiento por las reglas básicas y universales de los Derechos Humanos.

Aprender a decidir en grupo

La convivencia armónica de una sociedad depende de su capacidad para participar en la concertación de intereses y en la toma de decisiones. Cuando se aprende a concertar en grupo se puede alcanzar el máximo bienestar para la comunidad.

Aprender a cuidarse

La convivencia supone aprender a cuidar el "bien estar" físico y psicológico de sí mismo y de los otros; esta es una forma de expresar el amor por la vida. Aprender a cuidar se significa también aprender a crear condiciones de vida adecuada para todos.

Aprender a cuidar el entorno

Aprender a vivir socialmente es ante todo aprender a es tar en el mundo; es aceptar que somos parte de la naturaleza y del Universo y que no es posible herir al planeta, sin herirnos a nosotros mismos. La convivencia social supone cuidar la biosfera que es el lugar donde vivimos.

Aprender a valorar el saber social

El conocimiento de los saberes culturales y académicos, forma mujeres y hombres más racionales, más vinculados a la historia y a la vida cotidiana de la sociedad, y por lo tanto con mayor capacidad para comprender los beneficios y las posibilidades de la convivencia social.

mecanismos para negociar

La teoría general para resolver conflictos, plantea algunos mecanismos que se deben tener en cuenta en el momento de negociar, ya que ayudan de manera eficaz a lograr acuerdos, que satisfacen los intereses de las partes y resuelven el problema.

Los acuerdos o soluciones de ganar Vs ganar

En la solución de conflictos es importante considerar, que siempre existe la posibilidad de que las partes involucradas lleguen a acuerdos que pueden satisfacer los intereses de ambas. De esta manera, no hay perdedores ni ganadores absolutos, sino que cada uno obtiene un beneficio.

Enfocarse en el problema

El proceso para resolver problemas no debe enfocarse en las personas, sino en el problema. A menudo se dice que el otra tiene la culpa, pero eso no ayuda en la solución del problema, sino que por el contrario, puede llevar a que el conflicto adquiera mayores dimensiones. En cambio enfocarse en el problema, implica definirlo, y encontrar las diferencias entre posiciones, intereses y necesidades. Cuando se conoce claramente la posición de las partes frente al conflicto y lo que esperan alcanzar, es más fácil encontrar la solución.

Participar directamente en la toma de sus decisiones En una situación de conflicto, lo más conveniente, es que las partes involucradas participen directamente en el pro ceso que busca una solución, por cuanto cada una tiene un conocimiento más objetivo de la situación y puede proponer soluciones efectivas que convengan a todos y así lograr acuerdos rápidos y eficaces.

Para resolver un conflicto es indispensable la participación de los directamente involucrados, enfocarse en el problema y buscar soluciones que beneficien a todos.

Acudir a la mediación

Aunque lo ideal en la solución de conflictos es que las partes encuentren directamente la solución, en ocasiones la dificultad de llegar a un acuerdo hace necesaria la intervención de un tercero o mediador. La mediación ayuda a conciliar, a poner de acuerdo a las partes que se debaten en una controversia de intereses y propósitos.

El papel del mediador es inducir a las partes a realizar un proceso de análisis que les indique el mayor número de posibles soluciones y oriente para tomar la decisión más conveniente. En este proceso puede ocurrir que el mediador encuentre la solución perfecta, pero que las partes no la acepten, lo que implica regresar al punto de partida.

Por su parte, el arbitramento, como mediación, se diferencia de la conciliación en que el acuerdo no es buscado por las partes, sino que éstas de antemano someten sus diferencias a la llamada cláusula arbitral.

El arbitramento muy común en materia mercantil, a las decisiones se les llama laudos y generalmente se relacionan con bienes o con derechos patrimoniales.

En Colombia existen instituciones y funcionarios públicos que intervienen en la solución de conflictos como son los jueces, los inspectores de tránsito o de policía, los defensores de familia, los jueces y los fiscales. También hay particulares que contribuyen en la solución de conflictos como es el caso de los Jueces de Paz, de los centros de conciliación de las notarías y de las cámaras de comercio.

Los Jueces de Paz

La Constitución de 1991, en el Artículo 247, estableció que la ley podría crear Jueces de Paz con el fin de resolver en equidad, conflictos individuales y comunitarios. También estableció su elección mediante el voto popular.

De acuerdo con lo consagrado en la Constitución, la Ley 497 del 10 de febrero de 1999, creó la figura de los Jueces de Paz y reglamentó sus características y funciones.

La mediación de los Jueces de Paz evita a las partes en conflicto, tener que acudir a los estrados judiciales.

La justicia de paz es una función pública y por lo tanto gratuita. Sin embargo, el Consejo Superior de la Judicatura puede señalar los costos que pueda causar una actuación del Juez de Paz.

La justicia de paz es una institución independiente y autónoma con el único límite de las normas contenidas en la Constitución nacional. Se diferencia del poder de la rama Judicial, en que sus providencias sólo están sometidas al imperio de la ley. Es decir, que las decisiones de un Juez de Paz deben respetar las normas contenidas en la Constitución, mientras que las decisiones de los jueces de la rama Judicial deben ceñirse también a las leyes escritas en los códigos.

La intervención del Juez de Paz de be ser requerida por las comunidades o las personas de común acuerdo y en forma voluntaria.

La solicitud de intervención del Juez de Paz puede formularse de común acuerdo entre las partes y de manera oral o escrita, lo cual corresponde al Artículo 229 de la Constitución nacional, que establece que toda persona tiene derecho a acceder a la administración de justicia y que la ley debe indicar en qué casos lo puede hacer sin que se encuentre representada por un abogado.

Aunque la solicitud que se eleva ante un Juez de Paz puede ser verbal, se debe levantar un acta en la cual constan la identidad de las partes, su domicilio, la descripción de los hechos y la controversia existente entre ambos, así como el lugar, fecha y hora donde se va a efectuar la audiencia de conciliación.

Son funciones de los Jueces de Paz:

Q Promover la convivencia pacífica de las comunidades.

Q Buscar la solución integral y pacífica de los conflictos entre particulares o los de una comunidad.

Q Tomar decisiones en equidad, más no en Derecho. Es decir, que aun que deben respetar las normas consagradas en la Constitución, no se rigen por todo el conjunto de leyes, sino que actúan según los criterios de justicia propios de cada comunidad.

Q Referirse solamente a asuntos que se pueden transigir, conciliar o de asistir, es decir, que no estén sometidos a solemnidades judiciales especiales y que su cuantía no exceda de 100 salarios mínimos mensuales vigentes. Por ejemplo, un Juez de Paz puede intervenir para solucionar el conflicto causa do a la propiedad del vecino.

Convivencia y democracia en el centro escolar

La democratización de la escuela ha servido para hacer de ella un nuevo escenario de convivencia, cuyos ámbitos de discusión, formación y participación logran gran impacto en las relaciones familiares y sociales.

Antes de la Constitución de 1991, la participación de los estudiantes y de la comunidad, en las decisiones de los centros educativos, era muy limitada, pero la nueva Carta Política abrió las puertas para replantear las relaciones de poder y hacer el tránsito hacia formas de disenso, consenso y concertación, como una manera de buscar el acuerdo y evitar la imposición arbitraria.

La democratización de la escuela es un mandato constitucional, que se encuentra explícito en los siguientes artículos:

Artículo 41. Hace referencia a que todas las instituciones de educación, oficiales o privadas, "fomentarán prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de la participación ciudadana".

Artículo 67. Dice que "la educación formará al colombiano en el respeto a los Derechos Humanos, a la paz y a la democracia".

Artículo 68. Señala que la "comunidad educativa participará en la dirección de las instituciones de educación".

Para desarrollar lo que plantea la Constitución nacional, en los anteriores artículos, se creó la Ley 115 de 1994 o Ley General de

Educación, que reglamenta muchos aspectos de las prácticas educativas, como los siguientes:

El objetivo prioritario de la educación, es que los colombianos se apropien de los valores y principios de la democracia y que se promueva el respeto por los Derechos Humanos.

El alumno es el centro del proceso educativo y debe participar activamente en su propia formación integral y la educación debe favorecer plenamente el desarrollo de la personalidad del educando.

En los consejos directivos de los establecimientos de educación básica y media, habrá un representan te de los estudiantes, escogido por ellos mismos, de acuerdo con el reglamento de cada institución.

En las instituciones educativas, los estudiantes elegirán a un alumno del último grado que ofrezca el establecimiento, para que actúe como personero de los estudiantes y promotor de sus derechos y deberes.

Los establecimientos educativos tendrán un reglamento o manual de convivencia en el cual se definirán los derechos y las obligaciones de los estudiantes, quienes deben intervenir en su elaboración.

Los centros escolares deben promover la creación del Consejo de Estudiantes y del Consejo de Padres de Familia.

El desarrollo de las anteriores normas, en las instituciones educativas, han otorgado a las y los estudiantes un protagonismo que está contribuyendo a hacer más respetuosas las relaciones de convivencia y a formar ciudadanos con una mayor capacidad para ejercer sus derechos y cumplir con sus deberes en el marco de una sociedad democrática.